24 Años de Experiencia


Continuamente vivimos pensando en el futuro, en el que vendrá, preparándonos para crecer, para cumplir expectativas, las de los demás pero especialmente las nuestras, continuamente vivimos planeando, añadiendo páginas a un libro que olvidamos, vivimos fuera del presente sí, y atrapados en un pasado. ¿Qué haremos, que hicimos, que pasará, que pasó…? Quizás el presente no exista, tan sólo fue un invento de alguien que no sentía aprecio ni por su pasado ni por su futuro. Quizás ese alguien sea como yo, quizás no, no suelo aprovechar el presente, suelo vivir en un día que no es hoy.  Lo pasado, y lo que vendrá, lo pasado y lo que vendrá… No sé lo que vendrá, más no soy muy optimista al respecto más…                            

¿Qué ha pasado? ¿Qué he hecho? ¿Qué he aprendido?

24 Años de Experiencia.

             Ya son 24 a la espalda, 24 lastres, 24 que no volverán, 24 “que han pasado”. Es ridículo como a mi edad me siento tan sumamente viejo, quizás es porque siento que no he aprovechado el tiempo, que hice mal o simplemente…que podría haberlo hecho mejor. Me arrepiento de muchas más cosas de las que me siento orgulloso, especialmente de no haber hecho muchas cosas, de no haberlas hecho de otro modo o de no hacerlas en el momento correcto.  Pero no seré tan duro conmigo mismo y me preguntaré ¿Qué has aprendido Adán?

La cosa más dura que he aprendido es que te vas a morir, sí, te vas a morir. Nuestra existencia es temporal, tiene un inicio y tiene fin. ¿Y qué supone esto? Aprender esto me indujo la obsesión de que debo dejar una huella, en el mundo, en el recuerdo de los que me rodean y con ello la resignación de no estar haciéndolo. Aceptar que eres perecedero también te obliga a entender que el resto también lo son, tu familia, tus amigos y hasta el amor de tu vida…Tendrás que afrontar esas pérdidas en un momento u otro y esa tensión y miedo se instalan para nunca irse. Pero no sólo hablamos de las personas si no de las cosas en sí mismas, las situaciones todo es temporal, por ello dejó de gustarme “tener cosas”, no me gusta tener cosas que no utilizo, me pesan a la espalda.

He aprendido que no hay mayor prisión que vivir pensando en qué pensarán, que dirán, que opinarán de tí. A todos nos gusta agradar a los demás, en un menor o mayor espectro, no quizá a todo el mundo pero sí a personas que te importan, nadie quiere pasar desapercibido, nadie quiere que le juzguen… Pero sin más me harté de soportar esta presión, es algo que ahoga, que asfixia por dentro, que te hace perder toda naturalidad, simplemente si las personas de las que me rodeo se crean percepciones sobre mí de este modo, me cierro y ausento, no merece la pena el esfuerzo.

He aprendido que soy realmente inútil en cosas que me gustan. Me encanta el arte, pero no sé nada de arte, me gusta y me parece divertido el deporte pero soy realmente patoso e inconstante, me gustan los idiomas pero se me dan terriblemente mal, me encanta escribir pero no tengo técnica alguna. Le echo muchas ganas a cosas en las que realmente no soy nada bueno.

Una de las cosas  que más me ha costado aprender  es que querer no es poder, pero hay que seguir queriendo para poder vivir. Esto es así, la vida no es justa. Que te esfuerces no significa que lo conseguirás, que trabajes no significa que obtengas frutos, que hagas las cosas bien no significa que el resultado sea bueno. Es duro, mucho aceptar esto, pero la vida se ha encargado de estampar contra mi cara esta premisa constantemente, sin embargo no puedes dejar de intentarlo sin más porque si no quieres no podrás, si no te esfuerzas no obtendrás, si no trabajas no habrá fruto, más repito…No significa que lo habrá.

He aprendido que lo más difícil y necesario que he tenido, hago y tendré que hacer es conocerme. ¿Quién eres, qué lugar ocupas en el mundo, cómo eres, qué quieres, qué haces para obtener las cosas, por qué te comportas de cierto modo, qué sientes, porqué lo sientes, te gustas, porqué no te gustas, te entiendes, porqué no te entiendes…? Es muy difícil madurar sin crearte una identidad y al menos en mi experiencia sé que nunca acabaré de conocerme, siempre sentiré, haré o diré algo que no cuadra dentro de la identidad que tengo concebida sobre mí, es muy difícil ser feliz sin conocerte totalmente y yo soy un completo desconocido.

He aprendido que no siempre hacemos todo lo que pensamos, a veces hacemos justo lo contrario sin lógica y justificación. Tanto yo, como aquellos que me rodean ¿Cuántas veces te has arrepentido de algo que ni siquiera sabes porque has hecho? No todo tiene un porqué.

He aprendido que en el sexo no hay que poner barreras, es un acto que desata todo nuestro yo animal, desfoga el alma, el cuerpo, a veces con amor y otras tan sólo puro deseo. Muerde, besa, araña, lame, toca, grita, susurra, sorprende, repite, cambia… No existe lo incorrecto siempre que se haga con respeto.

He aprendido que nadie quiere estar completamente solo. Somos un animal social, vivimos en sociedad y queremos hacerlo, si alguien se aparta es simplemente porque no ha conseguido rodearse de las personas adecuadas. Más no quiere decir que no necesitemos de la soledad, es una amante que cuando no la tenemos la queremos y cuando está la quieres hacer marchar.

He aprendido que mi inteligencia es inútil, poco de lo que he aprendido lo he retenido o lo utilizo, ya sea académica, laboral o  emocionalmente. Pienso muchísimo y utilizo realmente poco el fruto de esta intensa tarea, o  cuando quiero hacer uso de ella no tengo la capacidad de expresarla… Mi inteligencia es emocional, no intelectual estrictamente dicha y eso en esta sociedad no vale para nada, aunque siempre me consideré una persona tremendamente creativa respecto al pensamiento.

He aprendido que hay mucho imbécil en el mundo, empezando por tí, hay un imbécil dentro de cada persona. Una inmadurez, una rabia, una altanería, un ego, una tozudez, la reiteración de un error, una obsesión, unos prejuicios, una mala experiencia o simplemente un mal día, todos tenemos algo que en algún momento nos hará ser un completo imbécil. O aprendemos a sobrellevarlo o no podremos aceptar nunca a nadie.

He aprendido sobre mí, pero también sobre los demás, así me atrevo a decir que aquellas personas que no lo han pasado mal difícilmente desarrollan inteligencia emocional. Es necesario sufrir para desarrollarte emocionalmente, no puedes desarrollar empatía o una mera profundidad emocional si tú mismo no has sentido algo similar. He conocido a muchas personas mayores que yo, o  académicamente inteligentes sin conciencia, o que no saben querer, que les dan importancia a cosas que realmente no la tienen, sin una clara identidad emocional.

He aprendido que en esta vida todos subimos una escalera, pero hay quienes sudan por cada peldaño y quienes van en escalera mecánica. A lo largo de tu vida te esforzarás mucho por cosas que otros simplemente obtendrán, verás como otros desaprovechan oportunidades por las que tu sueñas, ya sea por suerte, dinero, haber nacido en otra cuna…

He aprendido que no hay peor sentimiento que la apatía, prefiero mil veces vivir el desamor, la tristeza, la frustración o el enfado que vivir asentimentalmente. A lo largo de tu vida habrá periodos en los que seas incapaz de sentirte de modo alguno, reza porque pasen rápido porque es la sensación más similar a no estar vivo que he tenido nunca.

He aprendido, y esto es muy importante, que porque hagamos algo bien eso no nos será devuelto. Nunca hagáis algo pensando en la reciprocidad de tal hecho, da igual los favores que hagas, lo bien que te portes con una persona, lo bien que trates al resto, la confianza que otorgues, jamás hagas algo pensando que el resto debería hacer lo mismo, nadie te obliga a hacerlo, haz todo de forma altruista sin esperar una respuesta, te evitarás muchas decepciones.

Finalmente el amor… ¿Cómo iba a dejarlo atrás? Tantas cosas he aprendido sobre esta magia extraña…. Duele, es un dolor masoquista , en el que nos regocijamos, del que nos llegamos a enganchar, que no queremos soltar porque sí duele pero… Es nuestro. Nunca nada os hará sentir mejor que esta emoción, NUNCA, quizás lo vea así porque soy una persona profundamente romántica y lo que voy a decir va en contra un poco de mi forma de actuar al respecto, pero ya os lo he dicho antes “no siempre hacemos lo que pensamos”. Así que ahí va, no idealicéis el amor, yo siempre lo he hecho y sé que lo seguiré haciendo pero no lo hagáis, no existen medias naranjas, tan solo personas maravillas con las que compartir, la verdadera receta del amor viene en los defectos comunes y no en las afinidades. Dura poco, se espera durante mucho tiempo, y se olvida en mucho más tiempo. Yo personalmente nunca he dejado de sentir cariño por ninguna de las personas con las que he tenido la fortuna de sentir algo, por muy mal que acabase.

Bueno digamos que en esto puedo resumir mi vida, hay muchas dimensiones de cada aspecto aprendido, hay mil cosas que habrán quedado en el tintero pero sin duda es esto con lo que me quedo, una colección inacabada de éxitos y fracasos, no me saben a nuevos los pecados.

He aprendido que no he aprendido absolutamente nada.

¿Y tú que has aprendido?





Soy Adán, me dejo las costillas...

Te dirán lo consigue quien lo suda,
perdonad si ahora me parece una locura,
al karma no le sale la cuenta,
no será ésta la bala que me destruya,
mi alma ya no es mía, tampoco lo es tuya,
un ejército de sentimientos enfrentados me dañan pero también me escudan,
pareciera que la suerte llamase con número oculto,
me vió y cambió de acera,
yo ya no le rindo culto,
cansado de esperar por ella,
yo ya no tengo un corazón, tengo un bulto,
perdona si te asusto,
perdona si robo de esa botella,
si sólo queda negro en mi acuarela,
no seré yo quien apague el fuego de esta vela,
ya no me paro a pensar si es o no es justo,
me he esforzado, lo he intentando pero el árbol de mis expectativas ya no llega ni a arbusto,
mirar al cielo me produce vértigo, me produce susto,
con los pies en la tierra, sin ilusiones a mi vera,
verás que estoy roto, que ya no soy robusto,
cansado de dar mi oro por bronce,
en obras y a piezas, soy Adán, me dejo las costillas...
pero que no te engañen ni roja, ni azul, no hay que elegir pastilla...
por mucho que te esfuerces no completarás tú sólo el puzzle,
al final tu sueño será pesadilla.





Poesía a un amor pasado

Amor platónico, a mí no me engañas,
sé que en el camino ya no acompañas,
quedaste incrustada en mis entrañas,
mi mente una maraña,
soy raro ¿de qué te extrañas?,
¿recuerdas las primeras bromas y cómo saludan las montañas?,
te recordaré eternamente, con cariño hasta que venga la muerte y su guadaña,
por eso estaré siempre por encima de todos los que te tiran la caña,
éste perro ciego sólo con tu recuerdo se apaña,
siempre me quedará soñar con el vaho de tus labios y cómo el cristal se empaña,
quedaste grabada en fotos, al menos mis pupilas no te extrañan,
el destino tenía miedo de que al encontrarnos nuestra pasión todo estallara,
por eso se encargó de colocarte en la otra punta de España,
eres excepcional más echarte de menos ya no me daña,
el final feliz contigo era una broma, una patraña,
tu voz fue mi refugio, mi cabaña,
mi santo y seña,
más siempre tendrás un huequito en mi pecho, de él eres dueña,
tu fuego ya no prende mi leña,
más podrías hacerme arder si te empeñas,
fuiste mi mayor hazaña,
por eso pese al todo que se convirtió en nada, mi boli escribe hoy por tí
quién sabe si lo hará mañana...


Se me ha roto la máscara

                           Son las 3:43 de la madrugada y se me ha roto la máscara, no sé si es el calor, este punzante dolor de estómago o esa lava que intenta salir de mi garganta como si yo tan sólo fuera una cáscara. Me encuentro tan mal que en este preciso instante no me importa ni mi madre, la sangre se agolpa en mi sien, me duele el pié izquierdo, me sabe mal la boca y esta noche no tengo máscara. He vomitado tanto que me ha dado por pensar, soy Adán y mañana quizás sí, pero esta noche no tengo tapujos. Mi yo más sincero sale a pasear, el malestar y el pensar de un largo paseo han hecho grietas, no sé si es el calor, este punzante dolor de estómago o esa lava que intenta salir de mi garganta pero se me ha roto la máscara, ya no son exactamente las 3:43 de la madrugada pero que importa eso. No hay tapujos, ni máscara que me proteja, me pica el tatuaje, hasta la tinta se revela…

Es tarde pero que mas dá, hace tiempo que el despertador no me nombra, y aquí estoy yo perdiendo el tiempo analizando mi caos. Me quedo pensando, me miro… Que manos tan feas. La verdad es que soy un tipo acomplejado, poseo una fea cáscara pero más me enciende el pensamiento global de que todo lo valioso debe ser atractivo, lo pienso incluso de mis amigos, todo el mundo es superficial, incluso yo, pero lucho por eliminar ese condicionamiento. Cuando me aburro abro diez conversaciones de whassap, me contesta una persona, dice “ok.” Sinceramente pienso que tengo a mi alrededor bastantes personas que estarían para lo malo pero muy muy pocos para lo bueno, siempre he pensado que al menos para mí es más sencillo sentir empatía y ayudar a alguien en un apuro, que disfrutar lo cotidiano de un día, no creo que sea el único que se da cuenta de que muchas personas sólo te hablan si estás mal, puede parecer bueno pero pensadlo bien, para nada lo es.

Rescato una conversación interesante al mes, ¿Significa eso que no me rodeo de personas a mi alrededor de la sensibilidad adecuada?, ¿O es que soy un completo inepto en esto de las relaciones sociales? Quiero pensar que mucho más de lo segundo, y pensándolo tiene mucho sentido…Romper mi máscara, romper la suya, mucho trabajo ¿Y para qué? Al fin y al cabo ésta volverá a su sitio. Tengo la impresión de que causo buena impresión a las personas, caigo bien inicialmente con facilidad pero cuando me conocen les defraudo, camino continuamente en la línea roja de la veracidad o falsedad de este pensamiento y no sabéis cuanto, cuanto me pesa… Realmente nadie me conoce lo más mínimo, no soy capaz de ordenar este caos y presentarlo de forma sociable, pero la máscara ayuda, la timidez, el humor, el altruismo vuelven todo más sencillo, si bien no son del todo una máscara pues ocupan su espacio dentro de mi caos, pero protegen con fuerza al resto. No intentéis conocerme, solo soy yo cuando escribo.

No sé si es el calor, este punzante dolor de estómago o esa lava que intenta salir de mi garganta pero se me ha roto la máscara, a veces danzo con mi yo más oscuro, dejo salir a la locura y hablo conmigo mismo “Adán vete a buscar trabajo con tu mierda de currículum”, “Adán prueba a acercarte a esa chica”, “Adán a ver si adelgazas”, “Adán deja de ser tímido”, “Adán participa más”, “Adán no te metas”, “Adán ¿Qué has hecho?”, “Adán bésala”, “Adán ¿Por qué no escribes?” “Adán deberías tener más conocimiento” “Adán”, “Adán muestra algo de aprecio a tu madre” , “Adán”, “Adán”, “Adán”, “Adán”, “Adán”, “Adán”, “Adán”…Odio mi nombre, no se acercarme a las chicas por mucho que me interesen, no se peinarme, hace calor y me duele el pie izquierdo. Odio mi condición de hombre, me impide ver a mis amigas con el corazón, no sabéis a cuantas de vosotras arrancaría la piel a mordiscos… Necesito una amiga fea.

Tengo la sensación de que llevo una temporada de constante caída, más profunda que tus caries, mucho tiempo ha pasado ya desde que me pasara algo realmente bueno y que durara en el tiempo, no es una visión pesimista pese a lo que podáis creer pues tengo una curiosa manera de medirlo. ¿Cuándo fue la última vez que viste que tenías algo y lo perdiste? Hasta que no llega ese momento no eres consciente de que tenías algo de valor. Quiero sentimientos profundos pero, a la mayoría tan sólo le preocupa su aspecto, su cara, su cuerpo, dinero, la moda, una casa, un coche, el trabajo, una novia de infarto pero luego se quejan de celos, de no tener amigos sinceros, del trabajo, de problemas que vienen de vidas realmente sin frenos.

Estamos en casa encerrados, no vives, hace falta trabajo para malgastar dinero en cosas inútiles y  también lo hago, pues yo que odiaba el alcohol comienzo a no concebir un viernes sin cerveza, pero me pesan mucho las cosas a las que no les doy utilidad, y así pasa otro día más, yo sigo teniendo calor y se me ha roto la máscara, tú no eres nadie, no importa tu nombre, me reconcome por dentro el tiempo malgastado, hay tantas cosas que debí haber hecho. Sin embargo y a pesar de que me he equivocado mucho no me arrepiento de lo que he hecho hasta ahora, pero tampoco repetiría nada, ni el polvo más feroz. Valencia tus calles apestan, estoy cómodo en ellas, cuando necesito pensar salgo  a andar con mi música y camino y camino, y ando, y ando lo suficiente para arrepentirme en el camino de vuelta. Si pudiera volver a ver a mi padre una sola vez, primero le daría un puñetazo, luego le abrazaría y acto seguido me despediría, ya no soy capaz de crear lazos sentimentales familiares con facilidad.

No sé si soy tremendamente complicado o tremendamente simple, no dejo de ser como cualquier otro, me gusta la compañía, la música, adoro el sexo, me gusta beber, leer y también divertirme, me considero una persona tremendamente creativa y mi ego habita en mi trabajo, nadie puede hacer mejor algo que yo sepa hacer bien, porque no hay nadie que motivado se esfuerce más que yo. Me retuerce por dentro el tiempo que pasa, mis incertidumbres nacieron demasiado tarde, me obsesiona la idea de dejar algo en el mundo cuando marche, llevarme algo también. Con casi un cuarto de siglo encima no ves las cosas tan claras, pero ahora mismo hace calor y me duele el pie izquierdo, ah sí! Y se me ha roto la máscara. Uno de mis más oscuros pensamientos reside en la obsesión de esta sociedad por la necesidad de ser amable, yo lo soy, natural e intrínsecamente lo soy, es una de las partes de mi caos más expuestas pero… ¿Por qué siempre ha de ser así? Nos piden continuamente que entendamos el punto de vista de los demás, hay que vivir en sociedad y todas las personas somos válidas de respeto sin importar para nada lo absurdo, necio, asqueroso, anticuado, sesgado, plagado de subjetividad que sea su punto de vista, nos piden entender los errores del resto, sus vidas desperdiciadas ¡Con lo que me pesa a mí estar desperdiciando la mía!, tengo que entender un punto de vista nacido de haber madurado mal, de vivir sin un enfoque, sin vergüenza, de personas que se niegan a ver, que desprecian el mío y me dicen que no es su culpa, que tengo que ser amable, ocultar mi opinión, dejarlo estar y aprobar su conducta pero… ¿Si no es su culpa, de quién es? ¿Acaso tuya? ¿Acaso es mía? Ser así no es delito ni pecado alguno pero citando a Bukowski “La vergüenza de una vida deliberadamente desperdiciada entre tantas vidas desperdiciadas sí lo es”.


Y ya son más de las 5 de la madrugada, hace calor y se me ha roto la máscara, se ha calmado el dolor del pié pero yo sigo aquí escribiendo estas patrañas sin sentido, ains Adán que desperdicio de tiempo. Hecho de menos cuando eso no me importaba, cuando la rutina bastaba y no éste incesante hambre feroz de hacer cada segundo único, no sabéis la enorme decepción que esconde el tiempo, es más de la que podáis sentir. Yo tan sólo quiero dejar huella, cosa que no siento haber hecho hasta ahora en nadie, siento y me han demostrado hasta ahora que todas las personas por las que estalló mi pecho no he supuesto ningún tipo de punto de inflexión, no les robo segundos a su pensamiento, ni arranco sonrisas en un feliz recuerdo, yo que tomé virginidades, dije para siempres, compartí experiencias, fuí una constante, y no sólo hablo de las chicas en las que posé mis labios o regalé sudor y orgasmos, sino de amigos y amigas, compañeros, personas que compartimos un momento o un periodo, siento no haber dejado la huella que todos ellos “SÍ” han dejado en mí, mi máscara nunca dejó plasmar en ellos mi esencia, y no hablo sólo de amor, porque si hablase de amor…

Yo ya me río del para siempre, el amor para mí se define en que todos protegemos la flor, hasta romperla. Por eso no existe el para siempre, algo tan frágil y que se protege con tanto esmero puede ser destruido por ti mismo o la otra persona en un instante, por eso debéis disfrutar de la flor mientras sea bonita. Tan sólo busca una persona que te rompa los esquemas, no busquéis cosas afines sino defectos comunes, así es como perdura.

En fin… es tarde, hace calor, ha desaparecido ese punzante dolor de estómago y se me ha roto la máscara, cuanto tapujo suelto, cuantos trocitos que recoger, me iré a dormir, cuando despierte la máscara estará en su sitio, los tapujos también, yo seguiré con calor, espero que no me duela el pie izquierdo y cuando levante de la cama seguiré preguntándome…

¿Y qué hacemos con un tipo cómo yo?



Cuando no existe el desahogo...

Con el tiempo te das cuenta de que desahogarse cada vez es más complicado, antes desahogarse no gozaba de esa absurda complejidad que hoy tantos quebraderos de cabeza nos proporciona. Antes desahogarse, liberarse, soltar esa sensación arraigada de tristeza y hastío era más sencillo... Se trataba simplemente de encajar la pieza, terminar un puzzle, cerrar un círculo, dar por zanjado aquello que tanto nos afecta, terminar un capitulo y comenzar uno nuevo. Deshacerse del dolor, la angustia, malestar y tristeza que nos agitaba era posible...Una conversación con la persona correcta, esa canción que siempre anima, un inspirador paseo, ese fuerte abrazo que siempre se agradece, ese desahogo con el folio, esas palabras...Esos "Todo irá bien", esos "Ya pasó", esa mirada al cielo, ese mundo aparte en tus cascos, esa copa amarga, esa nueva ilusión que eclipsa lo malo, esas lágrimas que brotaban como nunca jamás lo habían hecho...


Pero seamos realistas, ahora escuchamos esas canciones que parecen no llegarnos, damos esos paseos sin un destino claro, nos peleamos con el folio sin sentido, no distinguimos el sabor de la copa, los abrazos nos roban aire y contar aquello que nos aflige nos hace caer en el victimismo, nadie parece ser la persona correcta, nos acostumbramos a escuchar las mismas palabras una y otra, y otra vez...Palabras que te cansas de leer y oír, de no entender, han perdido tanto significado...Las lágrimas ya no descargan la pena, por ello los adultos son quienes menos lloran. Siempre la misma historia, me ilusioné y perdí de nuevo ¿Pero quien te hace ahora sonreir a ti?

El malestar nos agobia, queremos derribar esas cuatro paredes que nos mantienen preso, pero temerosos nos resguardamos bajo su techo, nos extasia la idea de tirar abajo esa estúpida puerta que impide salir la pena pero ni a golpes se abre... Luchamos por traspasarla, fabricar una ventana, volar el techo, agrietar el suelo...Ansiar salir, huir, dejar todo atrás... Pero siempre nos persigue, ay... Que duro es esto de madurar, cada vez duelen más las desilusiones porque cuesta mucho más ilusionarse, hay carícias tan caras... ¿Que mal te quiso verdad? Quien fuera niño con cuaderno sin manchar pero... Al fin y al cabo cada año es un peldaño con algún que otro daño.


Reflexión de madrugada.

Llevo ya un tiempo con los ojos abiertos, reflexionando, poniendo el corazón al mando. Cerrándolos tan sólo para dormir y aun así siento que estoy despierto, y no miento si… Digo que solo hacen falta ojos, boca y pies para observar este mundo que funciona al revés. Pasa el tiempo y cambios, el paso son cambios, notamos diferente, somos diferentes, la misma a la que antes amabas ahora es de la que rajas, que con el tiempo lo único que se multiplican son las bajas.

A veces me siento solo hablándole al espejo, cuando estoy mal del todo, hundido en el lodo, cuando no recomforta ni la experiencia pero darías cualquier cosa por revivir ciertas vivencias… Pero ya pasó, ¿Y qué esperáis del tiempo si el jamás te esperará a ti? Pero que más da, si cuanto más miro atrás más recuerdos veo que pretendo olvidar. Di más de lo que quise dar, y más que hacer me hicieron cicatrices sin pedir disculpa, nunca encontró dueña la culpa… Uno ya se cansa de todo, y de que todo caiga en saco roto, mano costurera del destino que no aparece pero yo testarudo sigo en mis trece, pues todos luchamos por lo que tenemos, unos más, otros menos pero al fin y al cabo estamos como mejor podemos.

Hago balanza y me pregunto si todo esto conviene… Ignoras el resultado mejor sonreír, y así es como me hago el tonto para hacer reír pero a veces quedas sin risas y…. ¿Quién me hace reír a mí? Mejor ignorar todo e irse a dormir.


Asesino de mis propias penas.



Enfrentando al folio.

Empiezo estas letras sin las ideas realmente muy claras, al igual que muchas de las cosas que he hecho en la última temporada. De nuevo aquí enfrentando al folio, éstas son las palabras de un corazón abusado y reprimido disculpándose con el folio que una vez fue su amigo. He traicionado a la inspiración, las musas me han abandonado, tanto desdén, tanto miedo, tanto deje... Que más dá que me queje. ¿Pero que queréis que os cuente? Lo típico de siempre, no se como se puede depender tanto de la gente. Sé que el problema está en mí, pues me aferraría a una mirada si es lo único que ofrecen... Sin embargo no me preocupa, no conozco a nadie sin defectos, a nadie perfecto. Al fin y al cabo puedes nadar o simplemente ahogarte en tu lago.

Bienvenidos a la vida del chico-desastre, ese cuya identidad se rompió al dejar de ser estudiante, en el paro y con falta de ilusión por un futuro que aun tiene por delante, mirad en que me he convertido tratando de evolucionar y seguir adelante...Tanto esfuerzo por sociabilizar, mis intentos de acercarme, de dejar la timidez y no pasar desapercibido, de buscar aceptación en gente que no me lo ha pedido, esos esfuerzos por convertirme en hombre cuando realmente aún no he crecido... Más, si que he madurado...aullando como un lobo aunque su luna ya se haya ido. Y tantos avances, tantos daños y cicatrices, tanto error, tanto acierto, tanto fallo y tanto despecho, tanto amor como odio por todo lo que he hecho para finalmente cuando te das cuenta encontrarte volviendo donde una vez ya me perdí...¿Donde está esa madurez, ese aprendizaje, esas lecciones para que de nuevo ciertas cosas no pasen? ¿Que es triunfo y qué es fracaso? Comienzo a pensar que hasta el mismísimo tiempo es subjetivo, pues pareciera que hay segundos en los que vivo más que en todo un siglo.

Los sueños rotos corrompen a la gente, estampidas de imágenes que destrozan nuestras pupilas desde el recuerdo, lo siento yo ya no estoy cuerdo. Y cómo estarlo si paso mi vida cazando esas miradas perdidas, miradas que nacen de esa atracción fatal del ser humano por querer vivir algo que nunca pasará, pensando siempre en el futuro sin parar de recordar ¿De donde nace esa obsesión por mirar atrás? Esa manía por no perder el tiempo ¿Pero qué es precisamente el tiempo sino algo que constantemente se pierde? Más no quiero desperdiciarlo, me niego a tener miedo a mis abismos...Paso de desperdiciar la vida escondiéndome de algo que pueda no ser agradable, de morir sin vivir lo que nunca he sentido...Disfrutaré del sabor del rechazo, del encanto tras ese licor que adorna mi vaso, gozaré de la adrenalina de haber sido herido, de esforzarme en vano por más que agote correr por desiertos, el placer de echaros de menos, el tener que resignarme a que sus ausencias ocupen más espacio que yo en la cama, ver que los caminos que creamos ya no quedan, que los mundos que juntos creamos fueron castillos de arena, aprender que el presente se apellida ayer... La atracción hacia la autodestrucción dejó de ser un juego, que romántico éste mi desastre...


Y que más decirle a mi amigo el folio, el placer de descuartizar estos segundos es inexplicable...Ojalá durase más este morbo indescriptible por desnudar las palabras...Y pese a la visión pesimista de mis letras es lo que sucede cuando te ven humillado, hundido, llorando como un puto crío y no muestren más que su espalda. Pero he de reconocerlo ya, la culpa es mía y de mi cabeza un astro en otra galaxia que no para de palpitar... Tan alejado de ésta ¿Pero que más dá? Sólo un reflejo de algún espejo en alguna parte, esta es la historia que hay detrás del chico callado que camina a ninguna parte, ¿Que importa lo que me puedan decir? Sólo son voces. Lo que realmente me pasa es que  a lo largo de mi vida me he inculcado falsos valores de amor y amistad, tan idealizados que me desencanto y no paro de subir y bajar.


Pero no os engañéis de ilusiones tengo una fábrica, batalla extrema entre mis sueños y mis fobias... Sé que la solución está dentro de mí pero...Quiero sentir de una puta vez, escuchar palpitar mi pecho, estar nervioso, conquistar un corazón, no un país, cegarme de amor, inspirar de todo menos temor, vivir las más variadas experiencias, que regalar sonrisas sea mi tendencia, más objetivos, menos hastío y millones de vivencias...